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jueves, 5 de agosto de 2010

Historia sobre pilas recargables

 La desintegración de la Memoria, de Salvador Dalí
Luego de una mañana un poco agitada, salí a almorzar a Larcomar, básicamente porque es lo que más cerca me quedaba y ya era un poco tarde. Entrando, me doy cuenta que hace tiempo que quería comprar pilas recargables para no estar gastando en pilas comunes que se acaban en un par de días. Así que decidí entrar un rato a Radio Shack.

Mientras voy mirando los distintos "gadgets" tecnológicos, un joven me pregunta muy amablemente si me puede ayudar en algo. Le respondo que sí, que estoy buscando pilas recargables, junto con su respectivo cargador. Me muestra distintos modelos, uno que carga las pilas en 16 horas, uno que las carga en 2 y uno que las carga en apenas 15 minutos. Como podrán imaginar, el precio era inversamente proporcional al tiempo de carga: mientras menor tiempo, más caro. El modelo de 15 minutos me parecía muy vistoso, y además venía con ocho pilas en lugar de cuatro. Aún así, pienso que es muy caro para lo que necesito y me decido por el de cuatro pilas y 2 horas de carga. Pago, me entregan el paquete, salgo, todo muy bien. Me dirijo al patio a almorzar.

jueves, 22 de enero de 2009

Atrapados en esquemas mentales

Hoy día una amiga me invitó a comer en agradecimiento por haberla ayudado con algunos sitios web que tenía que diseñar. Me dijo que escogiera el lugar, así que elegí un sitio de tacos cerca de mi casa. Nos encontramos a la hora convenida, escogimos una mesa, nos trajeron las cartas, todo normal.

En la carta habían básicamente dos tipos de tacos: los tacos normales (una tortilla, frejoles y el relleno que quisieras) y las "sincronizadas" (dos tortillas, queso gratinado en lugar de frejoles y también el relleno que quisieras). En la carta estaban listadas diversas opciones de tacos y tacos mixtos (con dos tipos de carne, por ejemplo pollo y chorizo). Sin embargo, no había ninguna opción de sincronizada mixta. Dado que quería una sincronizada y no un taco, decidí preguntar sobre la posibilidad de ordenar una sincronizada mixta a pesar de no encontrarse listada.

Cuando llega el mozo (mi amiga ya había elegido: una sincronizada de carne) yo le pregunto si es posible que me traiga una sincronizada con dos tipos de carne en lugar de una. El diálogo fue más o menos así:

- "Buenas noches. ¿Es posible pedir una sincronizada mixta?"
- Este... bueno, las sincronizadas son dos tortillas de maiz, queso gratinado y el relleno...

Cabe destacar que en la carta estaba explicado lo que es una sincronizada, de modo que no necesitaba la explicación del mozo -la cual por otro lado no respondía mi pregunta- así que decidí interrumpirlo

- "Gracias, pero yo ya sé lo que es una sincronizada. Lo que quiero saber es si puede ser mixta."
- "Mixtos tenemos los tacos, que pueden ser de..."

Nuevamente, en la carta están detallados los tacos mixtos, de modo que tampoco necesitaba esa información, sin mencionar que (nuevamente) tampoco respondía a mi pregunta. Armándome de paciencia, volví a interrumpirlo.

- "Ya, pero lo que yo quiero saber es si me puedes traer una sincronizada mixta"
- "A ver, voy a preguntar."

Se retiró a preguntarle a otro mozo si tal cosa era posible. Digo yo, si no sabía la respuesta, ¿no debería haber ido a preguntar inmediatamente en lugar de darme explicaciones que no necesitaba? Felizmente, el otro mozo se acercó rápidamente a informarme que sí era posible, y también cuánto costaría.

- "Perfecto. Entonces por favor tráenos una sincronizada de carne, otra de pollo con chorizo, y una jarra de refresco de maracuyá."
- "Muy bien señor, ¿algo para tomar?"
- "..."
- "Ah... ah si, la jarra... esteeee... ¿algún piqueo?"
- "Por el momento no, gracias"

El mozo se fue a hacer el pedido. A los cinco minutos nos traen... la cuenta. El mozo se había equivocado de mesa. Dándose cuenta inmediatamente de su error, recoge la cuenta con una sonrisa nerviosa y se va a la mesa del costado, entregándole la cuenta a quienes correspondía. El resto de la comida transcurrió sin mayor incidente.

¿Qué le pasó al mozo? ¿Nerviosismo? ¿Incapacidad de salirse del esquema mental que le marca la carta debido a un "adoctrinamiento"? Yo creo que una mezcla de ambas cosas. Me imagino que después de un cierto tiempo atendiendo, si alguien te pide algo inusual, algo en tu esquema mental hace corto circuito, y tratas de encajar ese pedido dentro de la estructura de pensamiento que ya tienes, aunque tal cosa no sea posible. Recién luego de una vacilación puedes superar el cambio de esquema y actuar de acuerdo a lo que te han pedido, aunque no sin esfuerzo y (supongo yo) cierta incomodidad.

Hagan la prueba. Prueben a ir a un sitio de comida rápida y pidan un sandwich, el que sea. O un postre cualquiera. Pero pídanle a la persona que atiende que le agregue algo que normalmente no lleva o le quite algo que normalmente lleva. Lo más probable es que te mire con cara de desconcierto unos cuantos segundos para luego volver a preguntarte sobre tu pedido. E incluso luego de que le has reafirmado que quieres ese sandwich o ese postre con ese ingrediente extra (o ese ingrediente de menos) cabe la posibilidad de que de cualquier manera tome el pedido mal y te entregue algo que no es lo que tú querías.

Por supuesto no es una regla general, y los esquemas mentales que tenemos y con los cuales estamos acostumbrados a vivir son buenos, nos ayudan a tener una estructura y un orden en nuestros pensamientos y acciones. El detalle es no quedar atrapado dentro de ellos cuando necesitemos actuar o pensar de manera distinta.